martes, mayo 24, 2022

HELEN DUKAS - Una secretaria cuya labor no terminó con la muerte de su jefe.


En el 1928, Elsa Einstein organizó una serie de entrevistas de trabajo con el fin de contratar una Secretaria para su esposo.  A la convocatoria se dio cita la joven Helene Dukas, quien a pesar de haber tenido que abandonar sus estudios para dedicarse al cuidado de sus cinco hermanos, debido a la muerte de sus padres, poseía una muy buena educación, y había sido profesora de Kindergarden y Secretaria en una casa publicitaria.

Elsa quedó gratamente impresionada durante la entrevista con Helen, por lo que programó una con su esposo, dos días después, la cual obtuvo el mismo resultado: Helen fue contratada como secretaria de Albert Einstein el 13 de abril del 1928.

Desde ese día, Helen, jamás se separó de la familia Einstein.   En octubre de 1933, ella, junto a   la familia, viajó a los Estados Unidos.  A la muerte de Elsa, la segunda esposa de Einstein y quien la contrató, en 1936, pasó a ser el Ama de Llaves; y en el 1940; Helen, Margaret-la hija de Albert Einstein y él, se nacionalizaron norteamericanos como una forma de escapar a los tentáculos de la Segunda Guerra Mundial.

Helen permaneció con la familia hasta la muerte del reconocido científico el 18 de abril del 1955.

Pero su trabajo no terminó ahí.  La última voluntad del científico fue que ella, junto al Dr. Otto Nathan, se convirtiera en la guardiana de su herencia literaria, a través de un fideicomiso, labor que realizó con gran empeño y responsabilidad hasta el día de su muerte.

Gracias a su interminable trabajo se pudo recoger y documentar la obra del destacado científico, la cual se preserva en los Archivos Albert Einstein de la Universidad Hebrea en Jerusalén; fue coautora de varios libros y codirectora de un Documental que recogen la obra de su jefe, y destacan su accionar y personalidad.

Helen Dukas, murió en febrero de 1982 en Princeton-New Jersey, Estados Unidos.

martes, abril 05, 2022

Una Secretaria de Paz para un Jefe de Guerra


 

La Baronesa Bertha von Suttner, nació en Praga en 1843, con el título y nombre de Condesa Kinski von Wchinitz, los cuales cambió al casarse en secreto con el Barón von Suttner, Arthur Gundaccar.  La vida de la Baronesa estuvo marcada por el autoritarismo de su padre quien fue mariscal de campo durante el militarismo del imperio Austrohúngaro, lo que hace comprensible su activa lucha por el pacifismo.

La Baronesa y su esposo se convirtieron en uno de los más destacados equipos de intelectuales de su época, ya que se ganaban la vida publicando novelas y realizando traducciones, llegando a escribir exitosas novelas y reportajes bélicos, lo que fue desarrollando su Teoría Pacifista, logrando influenciar a destacados intelectuales de su época como Ernest Renan y Charles Darwin, entre otros.

Pero una de las más grandes paradojas en la vida de la Baronesa von Suttner, fue su amistad con alguien mundialmente célebre por representar la antítesis de la paz.  Esto sucedió mucho antes de destacarse como pacifista.  Su posterior suegra, la madre de Arthur Gundaccar, en un intento por alejarla de su hijo, movió los hilos para que esta fuese nombrada para trabajar como secretaria del más grande fabricante de explosivos y armamentos del reino, Alfred Nobel, quien en ese entonces, residía en Paris, Francia.

A pesar de que su relación de trabajo duró poco; su amistad sobrepasó el tiempo y la distancia; se dice, incluso, que ella fue quien influyó en el deseo de Alfred Nobel, de crear un premio donde se distinguiera a aquellas personas que contribuyeran al mantenimiento y defensa de la paz. 

En el 1905, a la Baronesa Bertha von Suttner, le entregaron el Primer Premio Nobel de la Paz, galardón que, sin lugar a dudas, obtuvo por derecho propio.

La Baronesa von Suttner murió un mes antes de estallar la Primera Guerra Mundial, evitándole la muerte, el ser testigo de los horribles hechos contra los cuales, ella por tanto tiempo se pronunció y luchó.

lunes, febrero 21, 2022

Katharine Gibbs - La Precursora del Secretariado Moderno


KATHARINE GIGGS (1863-1934) 

La Mujer que llevó el Secretariado de un oficio a una profesión.

 Hoy, las mujeres occidentales gozamos de ciertas libertades sociales, las cuales, desafortunadamente, damos sentadas, sin pensar en que esto no siempre fue así, y que hace aproximadamente 120 años, la situación de la mujer, sobre todo en el campo profesional y laboral era, por decirlo de alguna forma, muy difícil.

Desde finales del 1800, el trabajo de oficinas empezó a cambiar, dando paso a una participación más significativa de las mujeres.  Primero, por inventos como el Teléfono, la Máquina de Escribir de Sholes, la Máquina Calculadora o el Dictáfono, los cuales modificaron drásticamente el ambiente y las condiciones de trabajo.  Segundo, porque la participación de los hombres en los oficios regulares se veía mermada, básicamente, por los conflictos bélicos, ya que estos debían dejar sus trabajos regulares para ir a luchar a los campos de batalla, como lo sucedido durante la Guerra Civil Norteamericana (1861-1869), cuando el Departamento del Tesoro contrató 1,500 mujeres como secretarias, y finalizada la guerra, el Gobierno Federal dio prioridad a la contratación de las viudas que habían perdido sus maridos en la guerra; y tercero, debido a que  los avances en materia comercial, administrativa y de negocios,  llevaron a requerir profesionales en esas áreas; es así como en el 1893 empiezan a surgir  Escuelas de Secretariado por toda la costa este de Norteamérica, pero aun así, para inicios del 1900, los hombres continuaban siendo los que, comúnmente, trabajaban como secretarios; estos eran preferidos, básicamente, por su género, por el cual resultaban más confiables a la hora de llevar los asuntos privados y confidenciales de sus jefes.

Katharine Ryan Gibbs, a comienzos del Siglo XIX; era una mujer de 46 años, viuda y madre de dos niños a quienes debía sacar adelante; todo lo cual pareció funcionar como el catalizador necesario para que esta creara la mejor institución educativa de su clase:  La Katharine Gibbs School (1911), sujeta a la frase familiar “¡Aférrate a tu propósito!, la cual se convirtió en el mantra de su Escuela por más de 100 años.

En 1910, Mary, la hermana de Katharine se inscribió en la Providence School for Secretaries, aunque para esa época, las mujeres que querían ejercer el secretariado eran mal vistas, considerándoseles como usurpadoras, oportunistas y arribistas.  Un año después, 1911, cuando Mary, se gradúa, el ambiente laboral continuaba siendo poco menos que hostil para las mujeres.  Imagínense un escenario donde hasta un reconocido doctor de la Escuela de Medicina de Harvard fue capaz de decir que “la educación superior podría causar la atrofia del útero”; donde los hombres eran los “secretarios”, mientras que las mujeres eran identificadas por la función que realizaban o el equipo que utilizaban, por lo que eran mecanógrafas, dactilógrafas, redactoras, archivistas, nunca secretarias.  (En la historia del secretariado en Hispanoamérica, tenemos referencias muy similares; en Tiempos Feudales las mujeres que ocupaban las funciones de los Secretarios de los Señores o Nobles, mientras estos estaban en los campos de batalla o enfermos;  además de que eran sus familiares cercanos como esposas, hijas, hermanas,  eran designadas como "Castellanas”; mientras que hasta hace muy pocos años los diccionarios en español definían a la Secretaria como la “esposa del secretario” o “la mujer que realizaba las labores del secretario”).  Es en ese momento cuando Katharine y su hemana, deciden que era hora de cambiar esa imagen.

Al principio la escuela de Katharine, no estaba dirigida únicamente a las mujeres, por el contrario, era una escuela mixta, pero las guerras no solo afectaban la afluencia de hombres a los puestos de trabajos, también, su asistencia a los centros educativos y es así como la Primera Guerra Mundial mermó la presencia de los estudiantes en la escuela de Katharina, lo que hizo que ella se enfocara en las mujeres, y con tal éxito, que luego de un tiempo, las personas empezaron a identificar su escuela como una institución femenina.

La Escuela empezó a destacar por la calidad de sus clases y sus egresadas; pero Katharina, tenía otro sueño, el de que algún día su escuela dejaría de entrenar secretarias y empezaría a formar mujeres ejecutivas; su deseo era formar a las mujeres para una vida donde gozaran de independencia emocional y financiera:  por lo que  cambió el programa de clases que se desarrollaba en su escuela por uno que abarcaba mucho más que la mecanografía y la dactilografía, incluyendo clases de vestuario, comportamiento y refinamiento personal.

Para el momento de su muerte en el 1934, la Escuela para Secretarias de Katharina Gibbs, había formado miles de secretarias ejecutivas.  Sus egresadas tenían una gran reputación por sus habilidades de oficinas, organización, puntualidad, excelente preparación y su impecable forma de vestir y conducirse.  Sus Manuales de clases y su Revista escolar “The Gibbsonian”, eran muy demandados no solo por sus estudiantes, sino por el público en general, y los hombres, regresaron a sus aulas.  Sus estándares de calidad se mantuvieron aun después de su muerte; las principales revistas y periódicos de los Estados unidos escribían artículos donde destacaban la calidad excepcional de los egresados de la Escuela, como el de Newsweek (1943) que la describió como “La Escuela para Súper Secretarias” o el publicado en el 1986 por el New York Time que la consideró la “Mejor Escuela Secretarial”.

Aunque la familia Gibbs, vendió la Escuela al grupo Macmillan Publisher, en el 1968, la Escuela se mantuvo como un gran referente en la formación profesional de Secretarias en todo Estados Unidos, hasta el día de su cierre.  Tanto la familia Gibbs como sus dueños posteriores se aseguraron de mantener los criterios, estándares, programas y manuales creados por Katharine Gibbs, respetando su visión, sus valores, su devoción por la educación y su espíritu perseverante.

La Escuela para Secretarias de Katharine Gibbs, cerró en el 2011.  Durante esos 100 años de funcionamiento sus orgullosos egresados ocuparon puestos de gran importancia dentro del tren administrativo norteamericano e internacional.  Tan altas eran sus referencias como escuela profesional que fue considerada como la Harvard de las Escuelas Secretariales.  


 

martes, febrero 15, 2022

LAS SECRETARIAS... Y SUS HISTORIAS: LILIAN SHOLES (30 de septiembre 1850-1941)




 No es la Primera Secretaria de la Historia de la profesión, de hecho, para el 1800 ya las mujeres formaban parte del personal de las empresas que iban surgiendo, realizando en forma tímida tareas relacionadas con el secretariado como la clasificación de    correspondencia o contestarlas a mano; aunque es innegable que los hombres seguían siendo preferidos como secretarios personales de los dueños y administradores; pero el título de Primera Mecanógrafa sí es correcto. 

Lillian Sholes apoyaba a su padre en todas sus invenciones, las cuales estaban destinadas, en su mayoría, a mejorar la productividad administrativa de las empresas.  Cuando él y sus colaboradores empezaron a dirigir todos sus esfuerzos en crear una Máquina de Escribir, ella le ayudaba a hacer las demostraciones que su padre programaba al presentar los prototipos a posibles fabricantes y compradores; aunque no es hasta el surgimiento de la Máquina de Escribir Remington I, cuando su nombre adquiere preponderancia.

Para el 1873, ya Sholes y sus asociados tenían el prototipo de una Máquina de Escribir funcional, pero al tratar de venderla se encontraron con algunas quejas de los usuarios, y dentro de las principales estaban:

  • Para muchos resultaba cara.
  •  Su apariencia era considerada, un tanto, femenina; recordemos que además de ser fabricantes de armas, la empresa Remington & Son, fabricaba máquinas de coser y utilizaron el mismo sistema de pedales para mover el carro de retorno.
  • El techado QWERTY, invención de Sholes, resultaba difícil de aprender para los secretarios de la época.

Pero eso no detuvo a Sholes y sus asociados, al contrario, utilizaron esas quejas como punto de partida para impulsar las ventas de sus máquinas y de paso, abrieron una oportunidad laborar en forma definitiva para las mujeres.

Lo del precio, sabían que mejoraría en la medida en que aumentaran las ventas. Su apariencia fue la oportunidad perfecta para lanzar campañas promocionales dirigidas exclusivamente a las mujeres.  Y en cuanto al dominio del Teclado, organizaron cursos para enseñar a los posibles compradores cómo utilizar las máquinas; y estos cursos eran impartidos por Lilian Sholes.

Con el paso del tiempo, las ventas se incrementaron no solo en los Estados Unidos, sino también en todo el mundo, Lillian Sholes empezó a entrenar a los vendedores en el uso de la máquina para que así, estos pudieran hacer sus demostraciones a los clientes; pero además, estos cursos empezaron a ser demandados por el público en general lo que llevó a la empresa Remington & Son,  a dar cursos de mecanografía dando a origen a la Remington System Commercial School, la cual abrió sucursales en prácticamente todo el mundo.

Lillian Sholes muere en el 1941, pero el papel jugado por ella, por tanto, en la aceptación de la Máquina de Escribir como en la inclusión de las mujeres al mercado laboral, como secretarias,   no pasó desapercibido y es así como en el 1950, para la celebración del centenario de su nacimiento, los fabricantes de máquina de escribir se reunieron para realizar eventos a todo lo largo y ancho de los Estados Unidos como una forma de conmemorar su legado.  Uno de estos eventos fue el concurso de dactilografía en el cual participaban las mejores secretarias del país.

Este concurso fue tan exitoso que empezó a celebrarse el 30 de septiembre de cada año, fecha de nacimiento de Lillian, y con el tiempo dio paso a la celebración del Día de la Secretaria.

¡Feliz día!